jueves, 7 de abril de 2011

RELIGIÓN: "La Iglesia en dificultad", por Gastón Soublette. El Mercurio, 7 de abril de 2011.

He sido profesor universitario durante cuarenta años. En esas cuatro décadas he sondeado reiteradamente a mis alumnos sobre materia de fe, y el sondeo ha sido desastroso por decir lo menos. La mayor parte de ellos venía de hogares y de colegios católicos y no sabía casi nada sobre Jesucristo y el Evangelio. Eso es más grave que los escándalos recientes por actos reprobables cometidos por algunos sacerdotes.
El cuadro presentado por el testimonio de estos jóvenes durante tanto tiempo induce a formular un diagnóstico en el sentido de que los católicos hemos multiplicado las mediaciones en desmedro del Mediador, hemos proyectado al mundo un discurso más moralizador que evangelizador, con lo cual hemos empañado el maravilloso atractivo de la persona de Cristo y la grandeza del misterio pascual.
Por otra parte, cabe señalar que los trabajos voluntarios y las obras de caridad no cubren toda la razón de ser del Cristianismo, aunque son realizaciones motivadas por una concepción cristiana de la sociedad. Porque el hombre, además de sus necesidades básicas, tiene necesidades psicológicas y espirituales, por eso la falta de una verdadera evangelización puede ser peor que la extrema pobreza.
En relación con esto, puede decirse sin temor a exagerar que los dos libros sobre Jesús de Nazaret escritos recientemente por el Papa Benedicto XVI constituyen la mejor carta pastoral que un pontífice romano puede dirigir a la cristiandad. Creo que él con sus enseñanzas nos está llamando al orden en el sentido de poner a Jesucristo en el centro de todo lo que un cristiano piensa, siente y hace. Como también creo que él no sólo espera que esos libros sean leídos por intelectuales y teólogos, sino que se formen grupos de lectura bajo la dirección de un sacerdote o laico capaz de dar razón del contenido del texto. Sería bueno que eso ocurriera a la manera como los cristianos primitivos leían en comunidad las cartas del apóstol Pablo, porque aunque no se llame Pablo, Benedicto XVI ha pasado de hecho a ser nuestro Pablo, en el siglo XXI de la era que empezó con sus célebres "epístolas".

No hay comentarios.:

Publicar un comentario