jueves, 7 de abril de 2011

"Entusiasmos pasajeros", por Rodericus. El Mercurio, 7 de abril de 2011.

Los entusiasmos pasajeros no suelen ser herramientas fecundas cuando se debe poner manos a la obra en determinada ocupación. Correr muy rápido sirve para rendir en trechos cortos, pero no ayuda en periplos que exigen un gran esfuerzo y largo aliento. No se triunfa en la maratón acelerando al comienzo de la carrera, ni se acierta en el blanco disparando flechas con premura. Por eso mismo, más que exaltaciones momentáneas, que apenas sirven para arribar a la meta, lo que verdaderamente da fruto es la perseverancia en los empeños emprendidos y la consistencia del carácter en relación con lo ya decidido.
No es exagerado emitir una voz de alerta ante las vehemencias transitorias, puesto que los ánimos que trepan por el tronco de la pasión descienden con la misma vertiginosidad con que alcanzaron la cima. Una actitud prudente indica que hay que ser cuidadoso a la hora de considerar la seriedad de las promesas y de los compromisos adoptados en instancias de ímpetus desmedidos.
El frenesí puede ser un sentimiento que ayude al inicio de cualquier proyecto vital, pero no podemos fiarnos de él para llegar al final de lo propuesto. De hecho, los arrebatos son emociones casi adolescentes y puramente exteriores si no van respaldados por una reflexión madura y una elección perdurable.

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