jueves, 16 de junio de 2011

MUSICA: "Hable Simone Dinnerstein", por Romina de la Sotta. El Mercurio, 11 de febrero de 2011.

Simone Dinnerstein (1972) lo hizo de nuevo. "Bach: A Strange Beauty", su último cedé, debutó en el N°1 del Billboard de Estados Unidos en su primera semana de ventas.

Lo mismo que había logrado ya con las Variaciones Goldberg de Bach (2007) y con "The Berlin Concert" (2008), ambos de Telarc. Ahora, en cambio, Dinnerstein es una artista de Sony Classical. Pero no teme perder independencia musical con este cambio.

"El director de Sony sabe perfectamente qué tipo de músico soy yo, y este sello me está dando las herramientas para hacer la música que hago", dice desde Brooklyn, vía telefónica.

Ningún tema parece incomodarle. Su voz, casi susurrante, se ve interrumpida por una risa adolescente, una y otra vez. Pero rápidamente se pone seria y en alerta.

"Creo que todos los músicos que tienen algo que decir, escuchan el sonido en sus oídos y lo siguen, no tratan de tocar como todos los demás. Es difícil cuando has estudiado música clásica, y durante años los profesores te han enseñado la tradición, y da un poco de miedo escaparse de eso", continúa.

Si hay algo que la define es que siempre hace las cosas a su manera. Suspendió sus estudios con Peter Serkin en la Juilliard para ir a Europa a aprender de Maria Curcio. Para su debut en el Carnegie Hall, en 2005, eligió una obra que sólo abordan los pianistas maduros: las Variaciones Goldberg de Bach.

El atrevimiento causó revuelo entre los melómanos, pero Dinnerstein estaba decidida: reunió el dinero necesario y produjo ella misma un disco con la serie. El resultado fue tan singular, que un crítico de The Philadelphia Inquirer le envió ese cedé al sello Telarc, el que lo lanzó al mercado. Fue todo un éxito.

Hoy vuelve al compositor barroco, con un disco que ya es fenómeno de ventas: "Bach: A Strange Beauty". "Decidí hacer una combinación de diferentes estilos de la música de Bach. En las piezas que son para piano solo, el piano está imitando el órgano, y también hay Conciertos con orquesta".

-¿Por qué eligió un contrabajo para acompañar a Bach?

"Le agrega mucho color al sonido, y riqueza al bajo. La verdad es que el bajo conduce los Conciertos".

-¿Nunca ha pensado en tocar a Bach en el instrumento para el que las compuso, el clavicordio?

"Es que a mí realmente me gusta el piano. Creo que tiene muchísimos más rangos de sonidos y de tacto que el clavicordio, del que nunca he sido una gran fanática (ríe)".

-¿Cómo ha cambiado su acercamiento a Bach desde 2007?

"Creo haber ganado más libertad. En esta grabación he intentado más cosas, por ejemplo, cambiar el tempo . Además, mi pedaleo se volvió más complicado. Trato de obligarme a seguir los sonidos que oigo en mi cabeza, sin temer el resultado".

-Ha sido muy comentada su forma tan particular de interpretar la música. ¿Qué puede decir al respecto?

"Creo que muchos músicos distintos han influenciado mi aproximación a Bach. Ha sido muy interesante escuchar gran parte de la música coral de Bach, y sus partituras para cuerdas, y después oír cómo los jazzistas tocan a Bach. Tiendo a entender la música en términos de respiración y de canto, fijándome en su expresividad, y no con un pulso metronómico, sino más largo. Creo que muchos músicos tocan Bach con un pulso muy corto, con muchos golpes que mantienen el ritmo. Pienso en el pulso como si fuera un compás. O cuatro compases... (ríe). Eso cambia el sentido del ritmo".

El 14 de junio, Dinnerstein actuará en el Ciclo de Grandes Pianistas del Teatro Municipal. "Será mi debut en Chile como pianista sola; ya fui una vez acompañando a un violinista", dice. Su programa incluirá obras de Bach, y también podría haber una pieza de Schumann o Schubert. Pero no quiere adelantarse: "Dejémoslo como una sorpresa".

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