viernes, 11 de marzo de 2011

RELIGIÓN: "¿Por qué el Papa escribe sobre Jesús?", por P. Samuel Fernández.

¿Por qué el Papa escribe sobre Jesús? Esta pregunta podría parecer superflua, pero a la luz de la distancia que se advierte entre Jesús y la Iglesia no deja de ser significativo que precisamente quien está a la cabeza de la institución eclesial haga tantos esfuerzos para que muchos hombres y mujeres de hoy «se encuentren con Jesús». Pues promover ese encuentro es el propósito de la segunda parte del libro Jesús de Nazaret , de Joseph Ratzinger - Benedicto XVI, que ayer fue presentado en Roma, en alemán, español, francés, inglés, portugués, polaco e italiano, y que promete tener un impacto mundial.
El Papa escribe este libro porque está convencido de que Jesús no es una amenaza para la Iglesia, sino su fundamento y su salvación. No se trata de alguien que desde fuera se vale de Jesús para atacar a la Iglesia; por el contrario, es el propio obispo de Roma que no busca acallar, sino difundir y mostrar a Jesús con la máxima frescura a partir de los evangelios. Es cierto que, con todas sus ambigüedades, la comunidad cristiana también oculta a Jesús: tal como nuestro rostro, que revela y a la vez oculta lo que está detrás de nuestra expresión, así también la Iglesia peregrina siempre será inadecuada y a la vez necesaria para transmitir a Jesús, porque por medio de ella, parcial y limitadamente, Jesús en el Espíritu permanece presente en el mundo. Por eso el Papa ha escrito este libro, porque Jesús renueva, critica, purifica y fortalece a la Iglesia. En tiempos turbulentos, Benedicto XVI vuelve a presentar a Jesús, que impulsa la siempre necesaria renovación de la Iglesia.
La necesidad de la Iglesia se expresa también en que el método científico para estudiar los evangelios muestra que es imposible acceder a Jesús sin confiar en la Iglesia, pues la comunidad cristiana redactó, transmitió y otorgó autoridad a los textos del Nuevo Testamento. El espíritu crítico de los últimos siglos ha sobrevalorado «la sospecha» como camino para acceder a un conocimiento seguro; pero, en definitiva, no se puede conocer sin confiar.
Este libro prolonga el primer volumen editado en 2007, y recorre desde la entrada en Jerusalén hasta la resurrección. Período que incluye el episodio del lavado de los pies, la última cena, la oración en el huerto de Getsemaní, el proceso judicial de Jesús ante el Sanedrín y ante Pilato, para concluir con la muerte en la cruz y la resurrección. Estos episodios son abordados desde tres perspectivas complementarias: primero la visión de la historia; luego, la interpretación teológica, y finalmente, las consecuencias para la existencia humana.
El Papa Benedicto XVI aprovecha los datos ofrecidos por la investigación científica de los evangelios, datos que considera indispensables para partir del «Jesús real». De este modo, cada capítulo ofrece una síntesis de los resultados de la investigación histórica, valiéndose de renombrados estudiosos contemporáneos, tanto católicos como evangélicos. Pero la Biblia no es un texto sólo del pasado, y por ello el Papa no se detiene en el dato histórico, sino que, a partir de él, avanza hasta elaborar una interpretación teológica, buscando «leer e interpretar la Escritura con el mismo Espíritu con que fue escrita» ( Dei Verbum 12), partiendo del supuesto de que Dios puede entrar, y que de hecho ha entrado, en nuestra historia humana. Cada detalle histórico, como la disposición de los invitados en una cena o el sentido de una palabra, da pistas para una comprensión teológica más profunda de las palabras y de las acciones de Jesús. Cada gesto y cada palabra son comprendidos en función de nuestra plenitud humana. Por ello, esta profundización teológica conduce a un tercer nivel: el impacto de la teología en la existencia humana. La persona de Jesús implica una novedad en el modo de comprender el mundo, la historia, al hombre y a Dios. Aceptar o rechazar la palabra de Jesús de Nazaret tiene consecuencias decisivas. El sentido que doy a mi vida, a la historia, al amor, al esfuerzo, a la entrega a los demás, a la muerte, etcétera; es decir, la comprensión del misterio de mi propia vida humana depende de mi modo de entender a Jesús, su relación conmigo y su relación con Dios. Por esto, el conocimiento de Jesús no es un conocimiento «neutral», meramente intelectual y externo, sino un conocimiento «comprometedor» que, de algún modo, exige una decisión. Conocer a Jesús implica optar. Por ello, este libro no busca sólo informar, sino más bien transformar la vida.

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