Renée es una mujer de cincuenta y cuatro años, viuda, que trabaja de portera en el mismo edificio donde vive Paloma. Ella también es una mujer sumamente crítica del sistema, y manifiesta su descontento viviendo una doble vida: a los ojos de los demás una simple portera ignorante, pero al otro lado de su puerta una mujer de gran cultura y excepcional finura de alma.
Ambas comparten la postura defensiva frente al mundo, de un erizo, y a la vez un mundo interior que se reservan por no encontrar con quién compartirlo.
La llegada de un nuevo habitante, de origen japonés, al edificio, dará espacio para el encuentro y la amistad entre ellas. Un espacio en el que los prejuicios sociales no tienen lugar, y donde cada uno vale por lo que es. Un espacio donde aparece la belleza de las cosas invisibles para muchos y el sentido de la existencia humana centrado principalmente en su capacidad de amar. Muy recomendable.
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