jueves, 5 de mayo de 2011

FILOSOFÍA: "Bin Laden y la filosofía de la sospecha", por Rodrigo González. El Mercurio, 5 de mayo de 2011.

No deja de sorprender el escepticismo generalizado sobre la muerte de Osama bin Laden. En estricto rigor, si se aplica el método de la duda hiperbólica cartesiana, esto es igualar a lo falso aquello que es dudoso e incierto, uno podría dudar de todo lo informado sobre Bin Laden, y de cuestiones mucho más radicales como, por ejemplo, si este mundo es sólo un sueño.
Efectivamente, Bin Laden podría no estar muerto, podría haber fenecido hace cinco años, podría todo ser una maquinación de Obama para subir su popularidad, podrían ser Bush y las petroleras que inventaron a dicho personaje, podría ser un sueño cinematográfico de Michael Moore, o una sinopsis de su próximo documental. Pero la pregunta que cabe es: ¿hasta dónde es razonable dudar de los hechos y de la historia?
Un epistemológo contextualista, quien postula que la duda y el conocimiento son sensibles a los contextos, replicaría que dudar de hechos puede ser filosóficamente válido, pero científicamente estéril. La respuesta para quienes insistan, los eternos y populares filósofos de la sospecha, es que precisamente hay que dudar de la racionalidad de su método.
Justamente, con Bin Laden, y con otros eventos históricos cuya evidencia científica es sólida y por tanto parecen tan verosímiles como verdaderos, se aplica lo que enseña el gran filósofo chileno Humberto Giannini: es ciertamente razonable sospechar de la filosofía de la sospecha.

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