Tres son los personajes reunidos en torno a un juego de pocillos para tomar el té: José Claudio, Mariana su mujer y Alberto su hermano. Desde un principio José Claudio nos inspirará lástima por la repentina ceguera de la que sufre; desde ella serán interpretadas sus reacciones de iluso amor hacia Mariana, de rabia contra su doctor y contra la vida, y de indiferencia frente a la sensual complicidad entre su mujer y su hermano. Hasta que a raíz del color de uno de los pocillos seremos reubicados de manera inesperada en una nueva perspectiva. Buen relato, sobre todo sorprendente.
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