sábado, 11 de agosto de 2012

CULTURA: "Crisis de sentido", por Gastón Soublette. Carta a El Mercurio, 2 de agosto de 2012.


Recientemente en un reportaje al último libro del historiador inglés Niall Ferguson (Artes y Letras, 15 de julio), se formuló la consabida pregunta de cómo será el mundo en el año 2050, a la que es de costumbre responder en términos de macroeconomía: EE.UU. dejará de ser la primera potencia cediendo su lugar a China e India.
A estas alturas de la historia ese tipo de respuesta deja de evidencia una superficialidad abismante y un gran vacío. Ese vacío no es otro, sino el hombre mismo. La pregunta es sobre el destino de la humanidad, pero la respuesta carece de contenido humano... El hombre como accesorio del entramado monetario mundial.
La pregunta correcta es: ¿Cómo serán los hombres en 2050 si ya en 2012 son como es de público conocimiento? Formulada así, el intento de responderla se vuelve problemático e inquietante a juzgar por lo que se ve a diario. Entonces, para ver el mundo real en que vivimos urge desechar el criterio mercantilista de los que nada saben sobre el hombre y prevén el futuro de la humanidad solo con la lógica de los negocios.
Por eso resulta significativa la aparición simultánea de dos testimonios personales contrastantes en su edición del 21 de julio. Uno de César Pelli, diseñador de la torre del Costanera Center, y otro de Cristián Warnken. Pelli, un hombre identificado con este modelo de civilización financiero-tecnológica, sin más motivaciones que el imperativo fáctico de realizar su proyecto "contra el cielo" como él lo ha dicho, sin plantearse la pregunta por el sentido.
Warnken, un pensador que se da cuenta de que allá afuera nada está ocurriendo que contribuya a que los hombres sean humanamente mejores, sino al contrario, mientras más "adelantado" se muestra el mundo de los poderosos, más alejados de nuestro centro espiritual y alienados nos hallamos. Por eso nuestra esperanza se afirma en el hecho de que cada día que pasa son más numerosos los que despiertan como Cristián Warnken y se sitúan en su centro interior para no perder su identidad humana en la masa inconsciente, y sacar lo mejor de sí mismos.
César Pelli declara que su torre es la más alta de Latinoamérica y que por eso deberíamos estar orgullosos ¿Por eso...? Más orgulloso estoy yo de haber podido darme cuenta de que nada hay ahí para enorgullecerme.

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